Muchas personas lo han experimentado, algunas incluso lo padecen muy a menudo: ¡calambres! Aunque la industria farmacéutica todavía nos quiere hacer creer que los suplementos de magnesio pueden ayudar, se ha descubierto mucho más sobre las causas.
Para nosotros los atletas, especialmente los de resistencia, han surgido tres causas principales diferentes, y la deficiencia de magnesio no es una de ellas.
- Una de las causas más conocidas son los músculos que no se han preparado y entrenado adecuadamente. Esto incluye la intensidad adecuada, la duración y medidas regenerativas importantes como los estiramientos.
- La falta de agua, es decir, la deshidratación, es también una de las causas más frecuentes. Durante la práctica deportiva, no se trata de beber tanto como sintamos sed, sino tanto como realmente necesitemos. En los deportes de resistencia, especialmente durante las sesiones largas, la regla general debería ser de 0,5 a 1 litro de líquido por hora. Esta cantidad puede variar de una persona a otra en función de las condiciones (temperatura, humedad, intensidad, duración). Por cierto, el agua también se elimina del organismo cuando se consumen hidratos de carbono, por lo que incluso en invierno, cuando no se suda tanto, es sensato o necesario consumir agua.
- Otra causa común que muchos subestiman por completo es la deficiencia de sodio. A diferencia de la población no deportista, que suele consumir demasiado sodio, los deportistas tienden a tener una ingesta insuficiente. Especialmente en los deportes de resistencia, en los que estamos activos durante varias o muchas horas y esto va acompañado de una gran pérdida de sudor, una ingesta adicional suele ser el remedio adecuado contra posibles calambres. Ya sea tomando una pastilla de sal, pastillas de electrolitos, geles energéticos salados (por ejemplo, Salty Caramel o gel de tomate) o añadiendo un poco de sal de mesa a la botella de agua, hay muchas formas de tomar precauciones en este sentido.
Se puede utilizar como guía 1-2 g de sal de mesa (¡no de sodio!) por hora. Este valor fluctúa tanto porque está genéticamente predeterminado cuánto sodio tenemos en nuestro sudor corporal. Quién no ha visto atletas que desarrollan fuertes manchas de sal en su ropa deportiva, mientras que otros no tienen ninguna bajo la misma carga.
Importante: Todo es cuestión de equilibrio, tan poco sodio/sal como demasiado. Por lo tanto, también es importante tener en cuenta que muchas bebidas deportivas ya contienen aproximadamente 1 g de sal de mesa por litro. Los geles energéticos también contienen sodio o sal de mesa. En definitiva, esto significa que no puedes evitar elaborar un plan de alimentación.
Por cierto, ¡1 g de sodio = 2,54 g de sal de mesa!
Ahora llegamos al magnesio:
La proporción de magnesio en el sudor del propio cuerpo es muy baja en comparación con el sodio (sal), en algunos casos sólo una centésima parte, por lo que normalmente obtenemos suficiente magnesio de nuestra dieta normal. Si este no es el caso, recomendamos suplementar antes o después del ejercicio, ya que el magnesio afecta a toda la musculatura, incluidos los músculos intestinales. Por lo tanto, la ingesta durante el ejercicio puede resultar rápidamente contraproducente y provocar diarrea.
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